sobre la obra.
Como un laberinto de formas y colores
Lourdes Miazzo siente que “Transiciones”, la
muestra que presenta por estos días en la FaMAF
(Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación, Ciudad Universitaria), concentra
mejor
que nunca sus experimentaciones con la generatividad y programática ligadas al arte.
Sus obras le demandan un gran esfuerzo físico y mental que
claramente se percibe incluso en
una sola
pieza.
En sus obras, la gestación de una forma lleva la consigna de la
repetición para crear nuevas
formas,
una acumulación increíble de trabajo que la artista hace evidente como “una buena manera de
revalorizar lo artesanal y manual”.
“Lo que impulsa este desafío es el deseo de ver terminada la
obra, porque, aunque parezca una geometría completamente calculada, es muy difícil predecir
el
resultado visual final”, dice la artista en contacto con VOS.
¿La idea de transición puede ser una buena metáfora del hacer
artístico? “Considerando la
idea de
transición como el movimiento constante, el
cambio de un estado a otro, el paso de una forma a la siguiente, es posible pensar la labor
artística comportándose de una manera similar”, responde Miazzo.
Al pensar o al realizar obras,
empiezan a fluir ideas que se desprenden y se asocian directamente con lo anterior y que, a
su vez, permiten abrir nuevas líneas de investigación que se concatenan con las que vendrán,
explica la joven artista.
Y agrega que sucede algo parecido en la etapa de difusión de la
producción. “Transitar por los espacios de exposición nos conecta con nuevas personas que
nos abren a otros espacios y posibilidades, y también el intercambio que se da naturalmente
en estos contextos nos lleva a darle un nuevo giro a nuestra creación”, señala.
Trespilares
Lourdes erige el estudio de la forma y el color sobre tres
pilares: “punto de origen,
forma de
crecimiento y grado de variabilidad matiz-saturación”.
Con estas “tres instrucciones tan simples”, genera resultados
estéticos interesantes y a
la vez
sorpresivos al momento de producirlos. “También creo que este sistema de leyes que puede
parecer
restrictivo opera de manera totalmente opuesto, porque la obra queda librada a la
combinación de
estos tres postulados elegidos y porque luego ya no puedo decidir, sino que acompaño el
proceso
de algo que crece independientemente de mi influencia”.
Hay una filiación de su práctica con la obra del artista
cordobés Eduardo Moisset de
Espanés:
“Podría quedarme horas admirando su obra y analizando los pequeños detalles que se van
sucediendo dentro de esta, y allí encuentro una influencia en lo que busco provocar en
el
espectador cuando ve mis trabajos”.
Mecanismo revelado
De este programa estético ligado a la abstracción geométrica y a
la geometría generativa
le
atrae la complejidad de los resultados. “En este tipo de creaciones, el sistema que las
genera
queda expuesto y es su tema”, señala.
Y luego compara: “Todos los artistas siguen una serie de pasos
para producir sus obras,
pero en
ellos este proceso queda encubierto al terminarla».
Para Lourdes, en todas sus obras se encuentra presente la idea
de laberinto, “pensándolo
como lo
hace Omar Calabrese en su libro La era neobarroca, como una representación de aquello
que es
complejo, pero que en el fondo
tiene un orden, aunque se encuentre oculto o sea dificultoso de descubrir”.
Y donde sucede que, “al tener una visión global, primero parece
que nos perdemos en el
caos,
pero luego de usar la inteligencia y la agudeza podemos reencontramos con ese orden”.
Volumen y el trabajo con papel aportan a sus trabajos cualidades
extras de complejidad:
“El
volumen trae consigo la aparición de sombras y, con ellas, la modificación de los
colores en
parte de las piezas sobre las que se proyecta”.
Mientras, el uso de la cartulina, deduce, le otorga plasticidad
y resistencia, lo que
permite
jugar con muchas formas diferentes y generar cierta sensación de inestabilidad en los
límites de
la obra.
El lugar indicado
Exponer en el ciclo “Visuales de la Famaf” es particularmente
especial. “Aquí se dictan
carreras
que tienen formas de trabajar que fusionan criterios sistemáticos y ordenados con
aquellos de
tipo experimental e indagatorio, lo que yo realizo, pero en un plano totalmente
diferente,
como es el artístico”.
En esa senda, descubre que el público responde asombrado ante
una manifestación estética
que
tiene un correlato con sus intereses.
texto de Laura Santillan.
Interés por el proceso
Del trabajo de Lourdes me atrae que para ella lo
importante no es que el resultado sea éste o aquel, lo importante es que la forma se cree
siguiendo a una orden o fórmula. Por lo que aquí se incorporan ciertos modos de pensar de tipo
matemático no estricto, sino asociados a los ritmos, las relaciones, las leyes, etc. Trabajando
de manera muy similar a como lo hacían los académicos de la Bauhaus, fusionando criterios
meticulosos y rigurosos con otros más libres de tipo indagatorio y creativos.
texto de Manuel Garro.
Dialécticas contemporáneas
El conjunto de las
obras de la artista, surgen de
planteos formalistas, ya que el foco está puesto en el color, en los efectos visuales, las
formas utilizadas; que se generan luego de seguir ciertas reglas, de modificar variables,
etc.Pero el resultado visual de todos estos procesos es más bien de tipo decorativo, por lo
que
se produce una dialéctica entre lo ornamental y lo esencial de las formas.
A fines del siglo XIX y principios del XX la creación de formas decorativas comenzó a
desaparecer de manera lenta y sostenida debido a que se empezó a dar importancia a la utilidad
funcional, es aquí cuando surge el arte abstracto, que reniega de todo aquello que es
ornamental. Pero la teoría de la pintura abstracta le debe bastante al diseño decorativo, ya que
éste es uno de los primeros en devaluar el ilusionismo en favor de una ordenación puramente
formal de los elementos. Es por esto que Karl Gerstner considera que ambos conceptos no están en
polos opuestos ya que dice que “un ornamento es un programa hecho imagen”, es decir que se
generan a partir de ciertos principios de lógica y orden.